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jueves, 10 de noviembre de 2011

Sam Walton, gran empresario y visionario

El lema de la casa es simple: “Ahorre y viva mejor”. Con casi 7.000 tiendas en 14 mercados y 1.900.000 empleados, es la mayor empresa del mundo.
España: Wal-Mart: así funciona la mayor tienda del mundo


Cuando logre que mis proveedores bajen los precios, no me embolsaré el margen, sino que beneficiaré a mis clientes”. Con esta sencilla idea, Sam Walton, un carismático tendero de EEUU definió a finales de los 40  las bases del mayor imperio comercial de todos los tiempos. Por aquel entonces, regentaba una tienda de pueblo en Newport, Arkansas. Como cualquier otro minorista, exigía descuentos a sus proveedores, pero, en lugar de mantener los precios y quedarse el dinero extra, Walton decidió que las mejoras irían a parar a los monederos de su clientela. Su revolución consistía en descargar el peso de los beneficios en el volumen de ventas, trabajando a gran escala y con márgenes módicos.


 Cuando en 1962 fundó el primer Wal-Mart en la localidad de Rogers, Arkansas, Walton aplicó toda su filosofía económica en esta tienda de descuento: precios bajos, amabilidad, surtido y facilidades para el cliente. Cinco años más tarde poseía 24 establecimientos y había comenzado a expandirse a estados vecinos. Ésta era otra de las claves del éxito empresarial de Walton: las ganancias tampoco permanecían inactivas, había una constante reinversión. En 1979 tenía 276 tiendas, 21.000 empleados y multiplicó por diez las cifras al cabo de diez años. La expansión internacional llegó en los años 90 y Wal-Mart se plantó en México, Canadá, Argentina, Reino Unido, Brasil, etcétera.


 El fallecimiento, en 1992, del fundador de la compañía, Sam Walton, supuso un auténtico revés para la empresa. Los directivos aseguraban que su filosofía seguía viva, pero su impulso positivo se desvaneció. Walton mantenía bien tensa la rienda de las nóminas, pero a cambio hacía que la plantilla se sintiese  un pilar dentro de la organización y cuando el fundador murió, los “socios”, como él llamaba a los empleados, comenzaron a expresar deseos de sindicarse y se abrió la era de las demandas por discriminación o abusos.


 Ante la opinión pública, la marca Wal-Mart fluctúa entre una enorme admiración social —comparable a la de leyendas americanas como Disney o Microsoft—, y las críticas por el trato a los empleados, por las quejas de asfixia del pequeño comercio y por el descomunal volumen de productos chinos, que prácticamente han desterrado a los artículos locales de las estanterías.




Cambio de rumbo


Pero ni las querellas, ni la crisis económica que sacude EEUU ha sido capaz de herir al gigante. Según un reciente análisis de la revista Forbes, Wal-Mart mantiene a buen ritmo el crecimiento de su cifra de ventas, —el 8% en el primer trimestre de 2008— en una actividad que se tambalea en todo el país. En cuanto a sus competidores dentro del sector, Wal-Mart cuadriplica las ventas del segundo imperio comercial de EEUU, The Home Depot, y triplica las de la segunda distribuidora del mundo, la francesa Carrefour.


 La compañía permanece aún en manos de los herederos de Sam Walton. Rob Walton sustituyó a su padre al frente del consejo de administración. Jim Walton está al frente de una de las entidades de crédito del grupo y otro de los hermanos, John, fue director de la empresa hasta que falleció en un accidente de aviación en 2005. La viuda y la hija, Alice, se limitan a votar en los consejos. Los Walton han sobrepasado con creces la riqueza de otras míticas dinastías como los Rockefeller o los Ford. La familia mantiene el quinto puesto entre las 10 fortunas más importantes de EEUU y la riendas del negocio.


 “El secreto del éxito en el comercio está en darle a tus clientes lo que quieren. En realidad, si piensas en ello como cliente, lo quieres todo: un surtido amplio de artículos de buena calidad, los precios más bajos posibles, garantía de satisfacción en lo que compras, amabilidad, un servicio experto, horarios convenientes, párking gratis y que ir a la compra sea una experiencia grata”, palabras de Walton que resumen la base de Wal-Mart.


Wal-Mart destaca entre sus competidores por cinco apartados. El primero, en el surtido. La variedad de mercancías ofertadas en las tiendas desempeña un papel fundamental en el volumen de ventas. En Wal-Mart, el cliente lo tiene todo: alimentación —productos frescos, orgánicos, biológicos—, droguería y perfumería, farmacia y óptica, menaje del hogar, electrónica o ropa. En muchos de estos sectores, la empresa supera a las cadenas especializadas.


 En segundo lugar, en precio. Walton crecía que para mantener los precios de venta al público era necesario ejercer una presión constante sobre los proveedores y establecer un férreo control sobre los costes salariales. Ambos principios predominan en el sistema de gestión actual, que los mantiene, aproximadamente, un 14% más bajos que la competencia. En tercer lugar, la amabilidad. El código  de conducta que aún impera en Wal-Mart es la “regla de los tres metros”. En sus visitas a sus establecimientos, Walton animaba a sus empleados a levantar la mano y repetir con él: “prometo que cuando esté a tres metros de un cliente, le miraré a los ojos, le saludaré y le preguntaré en qué puedo ayudarle”.


 La sonrisa es un distintivo de la casa. En cuarto lugar, sus puertas abiertas. “Escucha a tus empleados, porque son los mejores generadores de ideas”. Esta frase de Sam Walton es uno de los grandes principios de la compañía. El propio fundador visitó durante años todas su tiendas al menos una vez al año con el objetivo de escuchar a sus socios y pedirles opiniones. Aún hoy, la compañía hace gala de este contacto con los trabajadores de a pie y asegura estar abierta a las opiniones de los empleados.


 En último lugar, el culto a la empresa. Los grandes mítines siguen siendo valiosos para la gestión de Wal-Mart. Iniciados por Walton en grandes escenarios, la compañía aún celebra multitudinarias concentraciones de empleados que cuentan con la asistencia de nutridas delegaciones internacionales y se sazonan con los discursos de aliento del actual consejero delegado de la empresa, Lee Scott, en el cargo desde 2002.




Sam Walton, un empresario que consideraba la plantilla su principal activo


La arrolladora personalidad de Sam Walton, aún hoy venerada en la empresa, fue decisiva para el crecimiento de Wal-Mart. Tenía la virtud de hacer que los empleados se sintieran un activo fundamental de la compañía y estableció la simpatía como sello de la casa. En lo personal, su frugalidad es legendaria. Usaba trajes baratos que hacían sonrojarse a sus directivos y obligaba a sus colaboradores a reducir gastos, por ejemplo, compartiendo habitación de hotel en los viajes. Siguió acudiendo al barbero local, que le arreglaba el cabello por cinco dólares y jamás le dio propina. Condujo durante años un destartalado utilitario, negándose a cambiarlo por un vehículo, si no más lujoso, al menos sí más decoroso. Creía firmemente que el ahorro mejoraba la vida de las personas y de las empresas y lo pregonaba como una religión. Sin embargo, no escatimaba a la hora de implantar métodos capaces de mejorar la eficiencia en sus tiendas. En 1974, ya utilizaba ordenadores para la comunicación entre tiendas.




Pago de 450 millones de euros para zanjar 63 juicios con empleados


Mucho han cambiado las cosas desde los inicios de Sam Walton, el fundador de la compañía que consideraba los empleados su principal activo. Aunque siguen siendo una parte fundamental del negocio, Wal-Mart ha sido acusado en múltiples ocasiones de someter a sus empleados a condiciones laborales pésimas, lo que ha causado la puesta en marcha de múltiples juicios. El pasado 24 de diciembre Wal-Mart anunciaba que pagaría hasta 640 millones de dólares (450 millones de euros) para zanjar 63 juicios federales y estatales con empleados. Esta cifra representa menos del 0,1% de la cifra prevista de ventas para 2008, de 378.800 millones de dólares (266.760 millones de euros).


 La cantidad total pagada por el grupo dependerá del número de reclamaciones. “Resolver estos litigios está en línea con los intereses de nuestra compañía, nuestros accionistas y socios”, explica el vicepresidente del grupo, Tom Mars. A pesar de estos juicios, Wal-Mart ha establecido mejoras laborales para el próximo año, consistentes en ayudas para llevar a cabo programas para dejar de fumar, o  cursos de preparación al parto para embarazadas. En septiembre, anunció una mejora de programas sanitarios para los trabajadores, como seguros dentales.


Fuente: www.gaceta.es
Fecha de publicación: 07/01/2009